
EL MEJOR ESLOGAN
“De modo
que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;
he aquí todas son hechas nuevas”
(2 Corintios. 5:17).
he aquí todas son hechas nuevas”
(2 Corintios. 5:17).
Después de su
encuentro personal con Jesucristo, Pablo pudo experimentar la gran diferencia
existente entre religiosidad y una relación personal con Dios. Ahora, el temor
reverente al Señor estaba en su corazón y lo que menos le interesaba era el
glorificarse ante las otras personas por sus logros que, aunque se consideraban
importantes, eran perecederos
Fue atraído y
conquistado por el amor de Cristo quien quedó maravillado al entender que, si
uno murió por todos ¡Jesús! Para que los que viven y creen en ÉL ya no vivan
para sí sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2 Corintios 5:14,15).
Todos los paradigmas que Pablo había adquirido y aceptado a lo largo de su vida
perdieron su encanto. En el pasado se jactaba de que era linaje de Israel, de
la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos, fariseo en cuanto a la ley, perseguidor
de la iglesia por su gran celo, e irreprensible en cuanto a la justicia que es
en la ley (Filipenses 3:4-7). Aunque todos esos dichos le daban un mayor
estatus en la sociedad y le ayudaban a alimentar su ego, después de conocer a
Jesús encontró en Él la verdadera vida y decidió quedarse solamente con esta
consigna, con el mejor eslogan, tal como él mismo lo expresó: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, la
he estimado como pérdida por amor de Cristo” (Filipenses 3:7). Salomón
dijo: “Hay camino que al hombre le parece
derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12). Aunque el
Apóstol Pablo era una persona con buenas intenciones, y pensaba que lo que
había hecho en el pasado era lo correcto, después que tuvo su encuentro con
Jesús entendió que todos sus caminos eran caminos de muerte; su corazón quedó
eternamente agradecido con Dios por la manera como Él se reveló a su vida, pues
esto le hizo comprender el gran error en que él se encontraba. Esto lo llevó a
desechar como algo inservible todo lo que él había puesto como primero en su
vida, dándole a Jesús el lugar más especial dentro de su corazón. “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas
como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por
amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses
3:8).
ALGO EN QUÉ PENSAR
Un pastor amigo, al
definir su relación con Cristo, dijo: “fui
criado en un hogar cristiano, pero por naturaleza creo que yo era una persona
tímida así que hice muchas cosas equivocadas para compensar mi gran timidez”.
Continuó con su reflexión: “A veces usamos camisetas que tienen letreros y a
través de ellas podemos saber mucho de las personas. Cuando era pequeño tenía
una que decía “Tímido” y no me
gustaba. Así que empecé a practicar en deportes. Me atraía jugar baloncesto,
por lo que obtuve una nueva camiseta que decía “Atleta”. Muy pronto gané la aceptación de los demás, andaba con la
gente atlética y con otros deportistas; también algunas porristas andaban
detrás de mí porque usaba esa camiseta. Pero cuando pasé a otra escuela más
grande, no logré ser aceptado en el equipo y no tuve más esa camiseta. Necesité
conseguir otra, y ésta decía “Amante de
los placeres”. Dejé crecer mi cabello, empecé a salir a divertirme y a
involucrarme en drogas; además, me esforzaba por ser el más sobresaliente de
todos. Para alimentar esto, me involucré en crímenes, comencé a robar y
traficar, pues siempre estaba pendiente de proteger lo que mi camiseta decía,
hasta que tuve que salir del país porque el FBI me buscaba; fue allí cuanto
tuve que revestirme de una nueva camiseta que decía “Fugitivo”. Llegué a estar tan paranoico que en todo lo que hacía
sentía como si alguien estuviera observándome.
Pero un día, en
Alemania, encontré una Biblia y empecé a leerla. Dios comenzó a tocarme. Fue
cuando hice la primera oración de mi vida, le dije: “Dios, si eres real, cámbiame, porque yo no puedo cambiarme a mí mismo”.
Tuve un encuentro con Él. Sacó totalmente las drogas de mi sistema, me limpió
de tal forma que no tuve que pasar por un tiempo de rehabilitación. Transformó
mi mente, casi no podía concentrarme sin tener alucinaciones, pero Dios me
sanó. Volví a mi país y “fue como un hijo
pródigo que regresó a su casa”. (Pastor Jim Reimer).
ORACIÓN
Padre amado, mi
corazón está agradecido Contigo. Cuando mi vida se derrumbaba y estaba al borde
del abismo por guiar mis pasos según etiquetas que el mundo me colocaba, fui
atraído por Tu luz. Te revelaste a mí, cambiaste mi naturaleza, y me llamaste
hijo Tuyo, que es el mejor título que un ser humano puede recibir. Gracias
Señor, Amén.
DECLARACIÓN
“Fui atraído por el amor de
Jesús, fui libertado de mi necesidad, fui restaurado en Su santidad y llevo la
marca de Su fidelidad”.
